martes, 27 de enero de 2009

Pueblos de Arda V


Eldar
En la Primera Edad de las Estrellas, cuando Oromë el Cazador, de los Valar, descubrió a los elfos en las regiones
orientales de la Tierra Media, los contempló maravillado y les dio el nombre de eldar, pueblo de las estrellas. En aquella época
todos los elfos se llamaban eldar, pero más tarde este nombre sólo lo recibieron aquellos que emprendieron el Gran Viaje a las
Tierras Imperecederas, respondiendo a la llamada de los Valar. Los que se quedaron se llamaron avari, o «renuentes». Así los
eldar fueron un pueblo escogido, que se dividía en tres linajes: los vanyar, los noldor y los teleri. El viaje fue, sin embargo, largo y
pelig
roso, y fueron muchos los eldar que no llegaron a las Tierras Imperecederas; fueron llamados los úmanyar, «los que no son de
Aman». Entre ellos se contaban los nandor, los sindar, los falathrim y los laiquendi. Pero fueron más los que acabaron el viaje y
llegaron a las Tierras Imperecederas en los días de los Árboles de los Valar. Allí ocuparon el país llamado Eldamar, que había sido
preparado para ellos, y construyeron hermosas ciudades y se convirtieron en un gran pueblo.

Vanyar
De los tres linajes de elfos que emprendieron el Gran Viaje, las historias que han llegado a los hombres hablan poco del
Primer Linaje, cuyo rey Ingwë era Gran Rey de todos los elfos. Esta raza es la de los vanyar, conocidos también como Hermosos
elfos. Parecen de oro, porque sus cabellos son los más rubios de las muchas razas que habitan Arda. Son los que más sintonizan
con los Valar, que les otorgan su amor. Poco han tenido que ver los vanyar con los hombres. Sólo en una ocasión regresaron a la
Tierra Media y fue para luchar contra Morgoth el Enemigo en la Guerra de la Ira, con la que acabó la Primera Edad del Sol.
Aunque son el menos numeroso de los tres linajes, los vanyar son los más sabios y valientes. Durante sus primeros días de estancia
en las Tierras Imperecederas, edificaron con los noldor la ciudad de Tirion sobre la verde colina de Túna. Era ésta una gran ciudad
de blancas murallas y torres, y la más alta torre de todas las construidas por los elfos era Mindon Eldaliéva, la Torre de Ingwë. En
lo alto brillaba una lámpara plateada que alumbraba los Mares Sombríos. Pero, transcurrido un tiempo, los vanyar prefirieron la
Luz de los Árboles, porque los inspiraba a la hora de hacer poemas y canciones, que es lo que más les gustaba. Así, Ingwë llevó a
su pueblo desde Tirion a los pies de Taniquetil, la Montaña de Manwë, el gran señor de los Valar, y allí pidieron quedarse, aunque
hacía tiempo que los Árboles habían desaparecido.

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