martes, 27 de enero de 2009

Pueblos de Arda II

Sindar
En la historia del Gran Viaje de los elfos se cuenta cómo los elfos grises, a quienes se llama sindar, acabaron siendo una
raza aparte. Al principio pertenecían al tercer linaje, los teleri, y su rey era Gran Rey de todos los teleri. En aquellos primeros años,
su nombre era Elwë Singollo, tenía el cabello plateado y era el más alto de los elfos. Durante aquel viaje se perdieron muchos
teleri, pero Elwë siempre los animaba a continuar hasta que llegaron a Beleriand, al otro lado de las Montañas Azules. Allí
acamparon durante un tiempo junto al río Gelion, en un bosque. En aquel lugar, Elwë Singollo entró en el bosque de Nan Elmoth y
cayó víctima de un encantamiento intemporal. Su pueblo lo buscó pero, al ir pasando los años, muchos renunciaron a toda
esperanza y otorgaron el título de rey a Olwë, su hermano, y reanudaron el viaje hacia el oeste. Muchos otros permanecieron en
Beleriand y se llamaron a sí mismos eglath, los «abandonados». A la larga, los eglath se vieron recompensados, porque Elwë
Singollo regresó del bosque de Nan Elmoth, pero el gran cambio que había sufrido asombró a su pueblo. Con él vino la fuente del
encantamiento, Melian la Maia, reina y esposa de Elwë. La luz que emanaba de su rostro era brillante y hermosa, y los eglath la
adoraron y lloraron de alegría al ver regresar a su rey. El rey ya no quería ir al oeste, sino quedarse en el bosque de Beleriand,
reunir allí a su pueblo y crear un reino. Para él, la luz del rostro de Melian era mucho más hermosa que la luz de los Árboles. Así
se creó un nuevo reino; sus habitantes recibieron el nombre de sindar, los «elfos grises», y también elfos del crepúsculo. En las
Edades de las Estrellas, los sindar se convirtieron en el más importante de los pueblos élficos en las Tierras Mortales, y todas las
regiones de Beleriand les pertenecieron. Encontraron a un resto de los teleri, llamados los falathrim, que vivían junto al mar, y ese
pueblo, junto con su señor Círdan, dio la bienvenida al rey que había retornado y le juró fidelidad. Lo mismo ocurrió con un resto
de los nandor, que habían llegado a Beleriand (y que más tarde se llamarían elfos grises y laiquendi); estas gentes también
aceptaron a Elwë como rey. Con el tiempo, entre los sindar surgió un nuevo idioma élfico, y en esa lengua sindarin su rey ya no
fue Elwë Singollo, sino Elu Thingol, «Rey Mantogrís». Elu Thingol y Melian tuvieron una hija que se llamó Lúthien, y las
leyendas dicen que fue la criatura más hermosa que jamás existió. En las Edades de las Estrellas, los enanos salieron de las
Montañas Azules en son de paz para comerciar con los elfos de Beleriand. Con la ayuda de los enanos, se edificó la mayor ciudad
élfica de la Tierra Media: Menegroth, las Mil Cavernas. Pero las pacíficas Edades bajo las Estrellas tocaban a su fin. Por eso
Melian realizó un poderoso sortilegio y tejió un encantamiento en el gran bosque de Doriath, en torno a Menegroth, y el reino
sindarin se convirtió en un reino oculto. Este encantamiento se llamó la Cintura de Melian, y ningún mal podía romper el
sortilegio desde el exterior, y todo mal se perdía antes de poder entrar. Tal y como se narra en la historia de Lúthien y Beren, un
gran daño llegó de manera inesperada desde el interior del reino. Porque se presentó ante Thingol un miembro de la raza humana,
llamado Beren, y le pidió la mano de Lúthien. Thingol despreciaba a los mortales, pero, en lugar de matarlo, le impuso a Beren
una misión imposible: Beren debería arrancar un Silmaril de la corona de hierro de Morgoth y llevárselo a Thingol. En una
increíble hazaña, Beren, con la ayuda de Lúthien y del sabueso Huan, cumplió su misión, pero con ello no sólo atrajo sobre sí la
ira de Morgoth, sino también la de los enanos y los noldor. Porque los artesanos enanos que vivían en el reino oculto y que habían
trabajado para Thingol, por codicia del Silmaril, mataron al rey y robaron la joya. Pero no pudieron escapar y recibieron muerte a
su vez. Al morir Thingol, Melian anuló su poder y, llorando, abandonó la Tierra Media para siempre. En ese momento desapareció
el cerco de encantamiento del Reino Escondido. Al perder toda protección, los enanos de Nogrod y los noldor hijos de Fëanor se
dirigieron a la ciudadela de Menegroth y la saquearon. En la Segunda Edad del Sol, algunos de estos nobles sindar, con muchos de
los noldor, embarcaron hacia Tol Eressëa y construyeron la ciudad y puerto de Avallónë. Pero otros señores sindar permanecieron
en lo que quedó de Beleriand, la región de Lindon. Al ir pasando los años, algunos hijos de los nobles sindar abandonaron Lindon
y se dirigieron a las tierras al otro lado de las Montañas Nubladas, donde establecieron nuevos reinos entre los elfos silvanos.
Algunos sindar se establecieron en Rivendel con Elrond, y en los Puertos Grises con Círdan el Constructor de Barcos. En la
Guerra del Anillo, el elfo más famoso fue Legolas, hijo de Thranduil. Legolas fue uno de los nueve héroes de la Comunidad del
Anillo y tras la Guerra del Anillo fundó una última colonia de elfos en las hermosas arboledas de Ithilien, en Gondor. Por último,
en la Cuarta Edad del Sol, todos los poderes eldar comenzaron a desvanecerse, y, con los otros elfos, los últimos sindar zarparon
de los Puertos Grises rumbo a las Tierras Imperecederas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores